Echando raíces en el agua (III). Restaurando manglares.
Los manglares aparecen ya frente a Ziguinchor en la orilla norte del río, pero solo al desviarnos por alguno de los numerosos afluentes nos internamos en un laberinto irreal de agua, raíces y frondosidad. Las aves son los habitantes del manglar que primero salen a recibirnos: martines pescadores, pelícanos, garzas, o cormoranes a los que el ruido del motor desconcentra de su rutina pescadora. Pronto nos cruzamos con las primeras piraguas artesanales, que dejan claro que la vida de la población local está íntimamente ligada a la del manglar.
Y pronto también, tras la primera línea de manglares, descubro las hileras plantadas de pequeños Mangles. Al contemplarlas de cerca, me sorprende la gran extensión de las zonas replantadas. Son antiguos terrenos de manglares que desaparecieron durante las sequías de los 70 y los 80 y que permanecían degradados y prácticamente sin vegetación.