A la sombra de las raíces de África (IV). Las raíces de las Ceibas.
Llevo todo el viaje oyendo hablar de la Casamance: tienes que ir a la Casamance, la Casamance es otra cosa, te va a encantar la Casamance. Ya estoy en la Casamance. La Casamance es el país de los Diola, de los reyes animistas, de los campos de arroz, de los bolongs, de los manglares, de las Ceibas.
En la Casamance, los grandes Baobabs que me acompañaban en mi viaje han comenzado a ausentarse y en su lugar empiezo a observar enormes Ceibas (Ceiba pentandra) que llegan a competir en tamaño con los primeros. Si los Baobabs parecen mostrar sus raíces al aire plantados del revés, las Ceibas parecen presumir de sus potentes raíces tubulares o jambas exhibiéndolas con orgullo hasta varios metros por encima del nivel del suelo. Las raíces de las Ceibas también merecen ser “las raíces de África”.
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A la sombra de las raíces de África (III). El delta del Saloum.
Pedaleo pausado por carreteras estrechas sin apenas tráfico, observando el también pausado quehacer de la población local. Muchos trabajan al sol en los campos de mijo o de cacahuete, otros están sentados a la sombra esperando sin prisas no se sabe qué o a quién. Yo también aprovecho la sombra de alguno de los numerosos Neems o Mangos plantados al borde de cualquier camino para reponer fuerzas y descansar. La gente no me presta mucha atención. Se limita a sonreír y saludarme con amabilidad y continúa con sus tareas.
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A la sombra de las raíces de África (II). La Petit Côte.
Desde M´Boro, en la Grande Côte, atravieso la región de Thies hacia Guéréo, en la Petit Côte. Los Wolof, el grupo étnico mayoritario en Senegal, ocupan tradicionalmente toda esta área entre Saint Louis y Dakar, llegando por el sur hasta Fatick y Kaolack. Su influencia en el país en el ámbito socioeconómico y cultural se refleja en que más del 80 % de los senegaleses tienen el wolof como primera o segunda lengua. Naturalmente, yo no hablo wolof y, desgraciadamente, apenas francés. Sin embargo, a pesar de que casi no me puedo comunicar verbalmente, acercarme a la gente en bici me facilita la comunicación no verbal y pedaleo entre saludos, gestos y sonrisas.
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