Un relato forestal viajero por los bosques de Izki en Álava.
Izki es una inesperada masa forestal en pleno corazón de la Montaña Alavesa. En un territorio en el que los fondos de valle están transformados en terrenos agrícolas y los bosques se refugian en las montañas, el robledal de Izki ocupa una amplia cubeta arenosa y con sus más de 4.000 hectáreas constituye el bosque más extenso del País Vasco.
Izki es un bosque en movimiento. Un bosque que evoluciona pausadamente desde hace milenios a la velocidad del crecimiento de sus árboles. Un bosque que muda de aspecto al vestirse y desvestirse con las grandes hojas del localmente llamado Roble Almez (Quercus pyrenaica) al ritmo anual de las estaciones.
Pero Izki también se transforma al compás de sus gentes, que llevan siglos modelándolo a sus necesidades. Los restos de viejas carboneras son el recuerdo de su uso forestal. Las antiguas dehesas nos hablan de su ancestral uso pastoril. Los montes de Izki que ahora contemplamos son un legado de nuestros antepasados, que dejaron impresa su memoria en el bosque.
Izki se mueve a través de una red de senderos tradicionales que atraviesan el bosque. Durante siglos, estas sendas fueron transitadas por arrieros y mercaderes, que conectaban con sus cargamentos las tierras agrícolas riojanas y las costas vascas. En su periódico ir y venir, los arrieros compartieron la historia del bosque y de sus gentes.
Caminando por los senderos de Izki a través de la mirada de un arriero descubriremos en este relato un bosque que se renueva al ritmo pausado de la naturaleza; que se maquilla al ritmo cíclico de las estaciones; que cambia al ritmo de sus habitantes, las gentes de Izki. Un bosque en movimiento.
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