El circo de Cilaos. Escuchando al aire.
Escuchar al aire. Lo primero que escuchamos al cruzar el Col de Taïbit que da acceso al circo de Cilaoses el repetitivo “tec-tec” de un pájaro que nos lleva acompañando todo el camino. El pequeño pájaro endémico que se nos acerca curioso al acecho de los insectos que levantamos al caminar, es conocido precisamente como Tec-tec.
Desde la ciudad de Cilaos parte la principal ruta de ascenso al Piton des Neiges, la mayor altitud de La Reunión. Si hay un lugar en el que se puede escuchar al aire tiene que ser en la cumbre de una montaña. En lo alto del Piton des Neiges intento escucharlo y oigo las palabras de Didier: “la vida no se mide por el número de veces que respiramos, sino por el número de momentos que nos cortan la respiración”. En la cima de las montañas se escucha al aire y se corta la respiración. ¡Por eso subimos montañas!
Escuchando a las montañas (2 de 8)
El circo de Salazie. Escuchando al agua.
El circo de Salazie es agua, el de Mafate es tierra, el de Cilaos es aire y el Pitón de la Fournaise es fuego. Cuatro elementos a través de los que escuchar a las montañas de La Reunión.
Como toma de contacto con la isla visitamos en autobús el circo de Salazie, más húmedo y frondoso que sus vecinos de Mafate y de Cilaos. El circo de Salazie es agua. Agua que con su potencia y energía, transformada en cascadas y aguaceros torrenciales, crea y destruye; que se muestra reposada y violenta. Agua que ha moldeado un paisaje de pendientes verticales cubiertas por nubes, cascadas y bosques exuberantes. Y sobre todo, agua que sirve de conexión entre los habitantes de Salazie y sus montañas.
La selva de los mayas (5.2 de 5)
5.2. La vida en la selva de los lacandones.
La economía tradicional de los lacandones se basa en la milpa maya, un sistema de agricultura de roza, tumba y quema que configura un mosaico de cultivos, acahuales y selvas que aporta recursos a los lacandones en todas sus fases.
Durante mi visita, se celebra en Lacanjá la “Exposición Cultural Lacandona”, una muestra de las actividades de los lacandones, en la que compruebo que a pesar de que el ecoturismo ha sustituido a la selva como su principal fuente de recursos, los lacandones continúan viviendo en una estrecha conexión con su entorno hasta el punto de que se autodenominan “los guardianes de la selva”.
Todo parece en equilibrio en la selva de los lacandones. ¿Todo? La realidad, como casi siempre, es más compleja. En la Selva Lacandona se desarrolla un largo y duro conflicto focalizado en la tenencia de la tierra. Y para entenderlo, hay que conocer un poco la historia de los diversos grupos de población que en diversas épocas has conseguido asentarse en estas selváticas tierras.
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