El corazón de la selva
Éste es mi segundo viaje a Nepal. Vine por primera vez en 2010 para hacer el trekking del Annapurna y un compañero me aseguró que volvería. Acertó y en 2019 estoy de nuevo en Nepal, esta vez rumbo al Manaslu.
Este relato no va empezar donde comienzo mi nuevo viaje, en el aeropuerto o entre los templos y estupas de Katmandú. Va a empezar donde acabé mi primer viaje a Nepal, en Chitwan.
El Parque Nacional de Chitwan se declaró en 1971, constituyendo la primera área natural protegida de Nepal. En un país cuyo nombre resuena a grandes montañas y templos budistas, las llanuras selváticas del Terai evocan a las historias de “El Libro de la Selva”. Por algo Chitwan significa “el corazón de la selva”. Es el territorio del tigre de Bengala, del elefante y del rinoceronte indio.
La vegetación de Chitwan es de tipo tropical y subtropical, muy influenciada por los monzones que provocan la alternancia de períodos húmedos y secos. Dominan los bosques prácticamente monoespecíficos de Sal tree (Shorea robusta), con presencia más puntual de bosques ribereños y áreas abiertas en las que destaca la hierba de elefante (Saccharum spp), que haciendo honor a su nombre llega a alcanzar 8 metros de altura. Sal tree es el principal árbol maderable de Nepal, donde cubre un millón de hectáreas. Para las comunidades locales constituye también la principal fuente de leña, suministra forraje para el ganado, con sus grandes hojas se elaboran platos para servir arroz o curri en las fiestas populares y de sus semillas se extrae aceite para cocinar. Los bosques de Sal tree nos van a acompañar desde el Terai a través de los valles de las tierras bajas hasta las primeras estribaciones del Himalaya.
La mejor manera de observar la fauna de Chitwan, aunque visto con tiempo seguramente no la más ética, es a lomos de un elefante. Desde esa atalaya se puede recorrer la selva sin el estruendo de los vehículos 4×4 y sin el riesgo de toparse con un tigre o un oso bezudo en una caminata a pie.
Los rinocerontes indios no rehúyen la presencia de los elefantes, por los que resulta sencillo a los mahouts acercarse con sus monturas a estos acorazados con patas y un cuerno. Junto a los rinocerontes es fácil observar el ciervo moteado o chital, el bisonte indio o gaur, el macaco Rhesus y el langur, así como gallos y pavos reales salvajes. En un recorrido en canoa por el río también se puede sorprender al cocodrilo de los pantanos, pero resulta necesario acercarse a un centro de recuperación de fauna para observar el gavial, un cocodrilo de hocico largo y estrecho en peligro crítico de extinción.
Los Tharus son considerados los pobladores más antiguos del Terai. Su inmunidad natural a la malaria facilitó que sus pequeñas comunidades ocuparan durante siglos casi en exclusividad la zona. Todo cambió cuando las campañas gubernamentales de fumigación con DDT en la década de los 50 consiguieron erradicar el paludismo. Este aparente éxito provocó la llegada de gran cantidad de migrantes de otras etnias en busca de tierras, que talaron enormes zonas de bosque para crear áreas agrícolas y que llegaron a explotar a los Tharus en régimen de semiesclavitud o “kamaiya”. Para completar la afrenta, los Tharus y otras etnias minoritarias fueron desplazados del Parque Nacional de Chitwan con su declaración en 1973.
Los tiempos han vuelto a cambiar y Chitwan se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos del subcontinente indio. El turismo genera cuantiosos recursos económicos, tanto a la iniciativa privada como a la propia gestión del Parque Nacional. Con estos recursos, el gobierno nepalí administra la zona periférica de amortiguamiento del parque con un enfoque participativo. En palabras de Top B. Khatri, este enfoque pretende “reducir las repercusiones adversas de las áreas protegidas en la población local y las repercusiones dañinas de las personas en las áreas protegidas”.
Una iniciativa ilustrativa de que es posible conjugar el desarrollo local con la conservación son las instalaciones de biogás que transforman el estiércol del ganado en energía. Con el empleo de biogás para cocinar se reduce la presión sobre los bosques de Sal tree por la extracción de leña, pero también se mejora la calidad de vida de las mujeres al eliminar humos en la cocina y reducir el tiempo dedicado a recoger leña, que puede llegar a representar de dos a tres horas diarias. Además, se minimiza el riesgo de ataques por la fauna salvaje al pasar menos tiempo en el bosque.
Los fríos datos dicen que 51 personas perdieron la vida en Nepal por ataques de tigres, elefantes y rinocerontes entre 2006 y 2009. Otra cifra dice que entre 1979 y 2014 los tigres mataron a 20 personas en Chitwan. Si a estos datos añadimos los daños materiales a cosechas, ganado y propiedades, el conflicto entre las poblaciones locales y la fauna silvestre alcanza niveles graves.
Jim Corbett fue un cazador, escritor y naturalista que nació a finales del S. XIX en el norte de la India, cerca de la frontera con Nepal. Como naturalista, tiene el honor de haber dado su nombre al primer parque nacional de India, el Parque Nacional Jim Corbbet. Como cazador, es reconocido por haber capturado a algunos de los más peligrosos tigres y leopardos devoradores de humanos. Como escritor, es autor de libros como “Mi India” o “Los comedores de hombres de Kumaon”. En el delicioso “La sabiduría de la jungla” escribe sobre su descubrimiento de la selva:
“(…) pasé siempre las vacaciones y los permisos en las junglas de Kaladhungi. Si durante esos años no absorbí el suficiente conocimiento de la selva como debería, la culpa es mía, porque tuve muchas oportunidades. Oportunidades que no tendrá nadie más, ya que la presión demográfica ha convertido en cultivos grandes áreas que, en mis tiempos, estaban llenas de animales que campaban a sus anchas”. “He escrito la palabra absorber en lugar de aprender, pues la sabiduría de la jungla no es una ciencia que se pueda aprender en los libros de texto. Pero puede, sin embargo, ser absorbida poco a poco y el proceso de absorción puede continuar indefinidamente, pues el libro de la naturaleza no tiene principio ni final. Abre el libro por donde quieras y en cualquier momento de tu vida, y si tienes el deseo de adquirir conocimientos lo encontrarás de gran interés, y no importa cuánto tiempo o con cuánta intensidad estudias sus páginas, tu interés no se apagará, ya que en la naturaleza no hay una solución”. “(…) que si no tienes interés no verás nada en tu caminata y que si no tienes deseos de adquirir conocimiento y crees que puedes saber en quince días lo que no puedes aprender en toda una vida, serás siempre un ignorante”.
Miro hacia atrás en el tiempo y descubro que en la escasa semana que pasé en Chitwan en 2010 no conseguí bajar de mi atalaya de turista. Recorrí el parque en 4×4, a lomos de un pobre elefante, a pie y en canoa. Pero no tuve el tiempo ni la sensibilidad para empezar absorber la sabiduría de la selva, ni para escuchar el latido de la gente de Chitwan, “el corazón de la selva”.
En esta nueva caminata que empezamos alrededor del Manaslu, intentaré poner interés y absorber todo lo que la montaña quiera mostrarme.
♫♫ In the tree by the brook
there´s a songbird who sings
Sometimes all of our thoughts are misgiving ♫♫
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