Progreso:

Las raíces de África (2 de 11)

Echando raíces en la arena (I). Saint Louis.

Saint Louis es la principal ciudad del norte de Senegal. Emplazada en la desembocadura del río Senegal, sus costas han visto migrar a miles de ilusiones y a muchas de ellas naufragar por el camino. A una orilla del río, Saint Louis se desparrama como cualquier otra ciudad africana con espacio para medrar. A la otra orilla, la ciudad se condensa en una estrecha barra de arena formada entre el río y el mar en el llamado Barrio de los Pescadores o Guet Ndar. En medio, en una isla del río, se alza irreal la vieja y acogedora ciudad colonial. En contraste con el apacible y relajado centro  colonial de Saint Louis, el Barrio de los Pescadores es reconocido como uno de los más hacinados de África.

El Barrio de Pescadores de Saint Louis
La ciudad colonial de Saint Louis

El Barrio de los Pescadores hace honor a su nombre. Multitud de pequeñas piraguas o cayucos a motor se agolpan en las orillas esperando el momento de volver a faenar. La mayoría de los cayucos se destinan a la pesca artesanal a unas 5 o 7 horas de distancia de la costa. Los más grandes se internan hasta 10 días mar adentro, entrando en conflicto con los grandes pesqueros de capital extranjero. En un extremo del barrio están los secaderos, donde las mujeres se afanan en cocer y secar los pescados de menor valor que no se han podido vender en fresco. En otro extremo, los astilleros, donde se reparan y pintan continuamente los coloridos cayucos. Pero la vista no es la de un bucólico puerto pesquero. Las playas aparecen cubiertas de desechos: plásticos de todo tipo y restos orgánicos de las jornadas de pesca dan un aspecto de dejadez que se ve acrecentado por la sobrepoblación del barrio. La sobrepesca, recrudecida claramente por la llegada de los arrastreros extranjeros, no hace sino agravar las duras condiciones de vida de los 46.000 habitantes del Barrio de los Pescadores, que directa o indirectamente viven en su totalidad de lo que les ofrece el mar.





Con este contexto, no es extraño que en marzo de 2006 zarpara precisamente de la playa de Guet Ndar el primer cayuco con migrantes senegaleses hacia la costa canaria. Al llegar a su destino al cabo de once días inauguraron una nueva ruta de migración que ese mismo año alcanzó la cifra de 32.000 migrantes en llegar a Canarias, en lo que se denominó como “la crisis de los cayucos”. Aunque desde entonces se contabilizan 1.770 muertos y desaparecidos oficiales, se desconoce cuántas personas han perdido la vida en este mar en el sueño por alcanzar su “tierra prometida”.

El Barrio de los Pescadores de Saint Louis
El Barrio de los Pescadores de Saint Louis

En abril de 2007 un cayuco partió de la desembocadura del río Casamance, al sur de Senegal, con 160 jóvenes de la región de Kolda rumbo a las Islas Canarias. Nunca más se supo de ellos. La que constituye la mayor tragedia de la inmigración irregular hacia España pasó en su momento prácticamente desapercibida. El libro “Los invisibles de Kolda”, del periodista José Naranjo, reconstruye las vidas de esos 160 desaparecidos, haciendo justicia y como homenaje a esas víctimas del sinsentido de la sociedad actual. Resulta paradójico que la palabra Senegal provenga de Sounougal, “nuestra canoa” en idioma wolof. Esa canoa representa el medio de vida de tantos senegaleses pero también ha representado el medio de muerte de otros muchos en una huida provocada por la pobreza y la falta de oportunidades de desarrollo en su propio país.

El Barrio de los Pescadores de Saint Louis
El Barrio de los Pescadores de Saint Louis

Cuando en 2018 viajé a Senegal, la llamada “ruta del África occidental” estaba prácticamente bloqueada y los jóvenes migrantes se tenían que aventurar por otra ruta mucho más larga. Cruzan la implacable barrera, el Sáhara y el Mediterráneo, con la esperanza de encontrar al otro lado un mundo mejor. Pero los afortunados que consiguen llegar a Europa casi nunca se encuentran la “tierra prometida”. Los CIEs, los Centros de Internamiento de Extranjeros, no son el mismo paraíso que Djoudj para las aves migratorias o Guembeul para las gacelas. Las personas lo tienen más difícil. “Barça o Barsakh” repiten los jóvenes senegaleses. Barcelona o el más allá, la muerte. El futuro simbolizado en una camiseta de futbol, en un espejismo.

Makhtar Ndiaye explica en una entrevista que cuando los jóvenes senegaleses le preguntan si deben emigrar “para empezar les cuento la cruda realidad de lo que supone la emigración. No es bueno jugar a los espejismos”. Aunque  reconoce que en Europa hay más oportunidades para ganarse la vida, remarca que “la emigración no puede ser una profesión, sino un trampolín para volver”, que el futuro no pasa por la emigración y que para reducirla hay que trabajar por mejorar el nivel de desarrollo de los países de origen.

Mujer entre puestos de ropa deportiva en Senegal

Makhtar sabe de lo que habla. Él fue un emigrante. Un año en Estados Unidos y otros diez en España. Trabajó, fue vendedor ambulante de pueblo en pueblo, pero también estudió. Y al terminar en Bilbao su formación de cooperación al desarrollo, regresó a Senegal. Como él mismo subraya, pasó “de inmigrante a cooperante”. Regresó a sus raíces. Considera que no basta con que los emigrantes consigan dinero para sus familiares; deben aprovechar todos los recursos que hay en Europa (tecnología, organización, medios materiales, etc.) para generar desarrollo y que las futuras generaciones no tengan que emigrar.

Con esta idea, a finales del año 2000 reunió un grupo de 12 compañeros de la cooperación vasca y se los llevó de visita a Senegal. De ese viaje surgieron los primeros proyectos de cooperación a través de  Médicos del Mundo. En 2008 tomó el relevo Solidaridad Internacional que, junto al socio local FADEC NORD, promueve el desarrollo socioambiental en el Departamento de Kebemer, en la  zona saheliana de Senegal. Desde hace ya varios años Makhtar coordina mano a mano los proyectos de Solidaridad Internacional en Senegal con una compañera española, Merche. Quiero conocerles.

¿Qué te ha parecido este relato viajero?

Si quieres hacer algún comentario, este es tu espacio.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *