Progreso:

El paraíso de las aves (7 de 8)

El monte sagrado de los maoríes

La segunda mitad del siglo XIX fue una época de conflicto entre los maoríes y los colonos europeos. Poco a poco las granjas iban ocupando más y más terreno a consta de territorio maorí.

Te Heuheu Tukino IV era el jefe del Iwi Ngati Tuwharetoa, la tribu que habita el área alrededor de las sagradas montañas de Tongariro. Ellos pretendían mantener sus montañas protegidas, impedir su reparto entre los colonos, que se acercaban peligrosamente. Te Heuheu tuvo que tomar una determinación. La única manera de preservar sus montañas para siempre fue cedérselas a toda la gente de Nueva Zelanda, convertirlas en un lugar sagrado de la Corona, en un regalo suyo y de su pueblo. De esta forma, Tongariro se convirtió en 1894 en el primer parque nacional de Nueva Zelanda y el cuarto del mundo. Inicialmente el parque solo ocupaba 2.600 hectáreas e incluía la cima de los tres volcanes que lo coronan: el Ruhapehu, el Ngauruhoe y el Tongariro. Hoy, el parque se ha ampliado hasta más de 80.000 hectáreas y abarca tanto la zona volcánica como los pastizales y bosques que la rodean.

Tongariro National Park
Tongariro National Park
Tongariro Alpine Crossing
Tongariro Alpine Crossing

Empiezo a caminar por el Tongariro Alpine Crossing, reconocido como el mejor treck de una jornada de Nueva Zelanda. De momento no puedo corroborarlo. Avanzo en medio de una espesa niebla y el geométrico cono del Ngauruhoe, que debe de estar enfrente de mis narices, parece haberse esfumado. De repente, pasado el Red Crater, el punto más alto del recorrido, las nubes se empiezan a abrir y la montaña me regala por un momento una preciosa instantánea de los lagos esmeralda. Los grandes volcanes, el Ngauruhoe y el Tongariro, permanecen ocultos a mi vista.

El vínculo de los Ngati Tuwharetoa con sus montañas sagradas también permanece oculto a mi vista. Hago la travesía disfrutando del paisaje, del sol y de la niebla. Para el jefe Te Heuheu, Tongariro era mucho más: era su “tupuna”, su ancestro; era el origen de su “mana”, de su autoridad. Varias de las cumbres de Tongariro son denominadas «tapu» por los maoríes, una palabra que describe a lugares altamente sagrados. Nos hemos acostumbrado a mirar rápido, buscando instantáneas que incorporar a nuestro álbum de recuerdos y ya no nos paramos a mirar lento, hacia el interior. Ni siquiera cuando caminamos por la montaña.

Tongariro National Park
Tongariro National Park

Los maoríes no son los únicos que han sabido mirar a estas montañas tanto hacia el exterior como hacia el interior. Tongariro es uno de los escasos lugares del mundo que han sido nombrados dos veces Patrimonio de la Humanidad. Primero lo fue por sus paisajes de volcanes, cráteres, lagos, lava, nieve y bosques tropicales. Después, por su valor cultural, cuando en 1993 fue el primer territorio del mundo en incluirse en la lista de Patrimonio Mundial como “paisaje cultural asociativo”, por la importancia de su significado cultural y espiritual para el pueblo maorí. 

Tongariro National Park

Cuando inicio el descenso hacia el norte en el tramo final del Tongariro Alpine Crossing, la niebla decide dejar paso a un día soleado. El paisaje que aparece ante mí es muy distinto del que he dejado atrás, oculto entre las nubes. Una enorme planicie se extiende hasta el horizonte y en el centro resplandece un gran lago. El lago Taupo es el más grande Nueva Zelanda y junto a sus orillas se encuentran dos de los bosques más representativos de la historia forestal del país: los bosques de Kaingaroa y de Pureora.

El bosque de Kaingaroa es la mayor plantación forestal con especies exóticas de Nueva Zelanda. El bosque de Pureora es uno de las mejores representaciones de los exuberantes bosques de podoparpus del hemisferio sur.  Estos dos ejemplos aparentemente tan antagónicos sintetizan la historia del Servicio Forestal de Nueva Zelanda durante sus casi 80 años de existencia, entre 1919 y 1987. Una historia que Elizabeth Orr refleja con detalle en su libro “Keeping New Zealand Green”.

Bosque de podocarpus
Bosque de podocarpus
Bosque de podocarpus

Aunque el objetivo último del Servicio Forestal siempre fue la conservación de los bosques nativos de Nueva Zelanda, ésta es una historia de constantes confrontaciones con los grupos ambientalistas, que habitualmente han discrepado de las estrategias de los forestales.

En la década de 1920, con la reciente creación del Servicio Forestal, se fomentaron las plantaciones con especies forestales exóticas. Se calcula que en Kaingaroa para finales de la década de 1930 ya se habían reforestado más de 100.000 hectáreas. Actualmente, el bosque de Kaingaroa ya se encuentra en su tercer ciclo de corta, produce 4 millones de metros cúbicos anuales de madera de Pino radiata y abastece a una importante industria papelera y de aserraderos.

Desde su creación, el Servicio Forestal desarrolló una política enfocada a la protección de los bosques nativos, con la lucha contra los incendios forestales y contra la tala indiscriminada como primeras prioridades. A comienzos de los años 20, se puso en marcha uno de los programas de plantación de especies exóticos más ambiciosos hasta esa fecha en el mundo, concebido como otro elemento clave en la política forestal para los bosques autóctonos. Con las especies exóticas de crecimiento rápido como el pino radiata se pretendía cubrir con las demandas del país de maderas blandas hasta que la recuperación de los masacrados bosques naturales permitiera ponerlos nuevamente en producción.

La siguiente actuación del Servicio Forestal fue promover la investigación forestal, con resultados alentadores acerca de las posibilidades de manejo sostenible de los bosques de Rimu, de Kauri y de algunos hayedos. A partir de la década de 1930, algunos bosques naturales comenzaron a manejarse de acuerdo a estos principios de sostenibilidad. Y las primeras voces contrarias no tardaron en aparecer. Los movimientos conservacionistas consiguieron ya en 1952 que se suprimieran las cortas de Kaurís en el bosque de Waipoua. A mediados de los 70, inmerso ya en fuertes controversias, el Servicio Forestal introdujo las cortas selectivas como un intento de mejorar la sostenibilidad del manejo forestal. Pero la oposición pública a las cortas seguía aumentando. Esta oposición tuvo su punto álgido a finales de los 70, a orillas del lago Taupo, en el bosque de Pureora. Pureroa es uno de los mejores bosques de podocarpus de Nueva Zelanda y uno de los principales reductos de un escaso pájaro, el Kokako. En respuesta a las cortas que se había empezado a ejecutar en el bosque de Pureora, el conservacionista Stephen King y varios colaboradores decidieron protestar de una original manera. Se subieron a lo alto de una vieja Totara (Podocarpus totara) y montaron un campamento en su copa. La protesta tuvo tanta repercusión que no solo consiguieron detener las cortas en Pureora, sino que en 2002 el Gobierno decidió detener todas las cortas en los bosques naturales estatales.

Cascada de Tupapakurua en Erua Forest
Cascada de Tupapakurua en Erua Forest

No tengo tiempo para acercarme hasta el bosque de Pureora, así que aprovecho mis últimas horas antes de marcharme del Parque de Tongariro para recorrer el cercano bosque de podocarpus de Erua Forest, hasta la fotogénica cascada de Tupapakurua. En el camino descubro espectaculares Totaras, que me recuerdan a aquella en la que se subió Stephen King, Kaikawakas (Libocedrus bidwillii), Miros (Prumnopitys ferruginea) y otras especies que no consigo identificar.

También sorprendo al Tui, un bullicioso pájaro que con sus estruendosos cánticos es capaz de retrotraernos a ese tiempo pretérito en el que el canto de millones de pájaros atronaba en el bosque.

No hay que remontarse tanto para descubrir en una descripción de una caminata a orillas del lago Taupo, la cantidad y variedad de aves que encontraron los primeros forestales en internarse por estos bosques durante los trabajos del Inventario Forestal Nacional en la década de los 40:

Abundan las aves nativas; los Kakas se dan media vuelta… los Pigeons o palomas nativas delatan su vuelo por su perceptible aleteo. Bush Robins, Tomtits, Waxeyes, Rifleman y Fantails todos bajan a ver qué está caminando… Otras aves son los Búhos, Bellbirds, Tuis, Cucos, Yellowheads, Whiteheads, Currucas y Halcones…

Parece ser que hace no tanto, Nueva Zelanda todavía era el paraíso de las aves.

Tui (Prosthemadera novaeseelandiae)​
Tui (Prosthemadera novaeseelandiae)​

¿Qué te ha parecido este relato viajero?

Si quieres hacer algún comentario, este es tu espacio.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *