Progreso:

El paraíso de las aves (4 de 8)

Christchurch

El Fantail o piwakawaka es un pájaro bello, frágil y desprende magia. Es un divertido acompañante de los caminantes. Revolotea siguiendo nuestros pasos, despliega su cola en abanico y parece querer vacilarnos con sus bruscos e infatigables cambios de dirección. Abajo, a la derecha, un momento de reposo, cola en abanico para llamar la atención, arriba, a la izquierda… Este ajetreo se transforma en un auténtico juego cuando intento sacarle una foto y se escapa una y otra vez del encuadre de mi cámara. Dicen los expertos que en realidad está dándose un festín con los insectos que levantan nuestras pisadas y que captura al vuelo, pero yo quiero creer que también está jugando.

Fantail (Rhipidura fuliginosa)
Fantail (Rhipidura fuliginosa)

Christchurch es la mayor ciudad de la Isla Sur. Como el Fantail, es bella, frágil y desprende magia. No alberga viejos edificios evocadores de un pasado glorioso, una arquitectura vanguardista ni una vida cultural cosmopolita o desenfadada. Lo que hace especial a Chirstchurch es su capacidad de reinventarse. Entre 2010 y 2011 sufrió dos grandes terremotos que dejaron 186 muertos y cuantiosos daños materiales. Visitar hoy Christchurch es visitar una ciudad en reconstrucción en la que hay que ir sorteando vallas y grúas. Es visitar una ciudad con cicatrices, pero viva y que quiere vivir. En pleno centro de Christchurch se mantienen en pie los restos de la catedral anglicana, ya sin su aguja principal ni su famoso rosetón. Frente a la propuesta de derribarla por completo, han ganado los partidarios de restaurar la maltrecha  nave central. La vieja catedral se va convirtiendo en un símbolo de Christchurch, de sus cicatrices, de su empeño por reinventarse.

Catedral anglicana de Christchurch

A las afueras de Christchurch, más allá del magnífico jardín botánico, descubro otro rincón bello, frágil y mágico: el bosque de Riccarton, el último remanente de los antiguos bosques pantanosos de podocarpus que un día cubrieron amplias áreas de la región. Son únicamente siete hectáreas cubiertas por Totaras (Podocarpus totara), Matais (Prumnopitys taxifolia), Hinaus (Elaocarpus dentatus) y especialmente por Kahikateas (Dacricarpus dacrydioides).

Kahikateas (Dacricarpus dacrydioides)
Kahikateas (Dacricarpus dacrydioides)

El Kahikatea es el árbol más alto de Nueva Zelanda y puede llegar a superar los 60 metros de altura. Riccarton Bush es un bosque de Kahikateas de hasta 600 años de edad, descendientes de aquellas que se establecieron aquí antes de la llegada de los humanos.

Camino entre los Kahikateas en silencio, como mostrando respeto a unos árboles que han sobrevivido a dos culturas muy diferentes: los maoríes y los europeos.

Los maoríes llamaron a este área Putaringamotu, en referencia al “bosque aislado del resto” como consecuencia de los grandes fuegos que asolaron las llanuras de Canterbury en el periodo de los cazadores de Moas. El bosque les proveía de recursos tan variados como carne de wekas y palomas, madera para construir canoas, bayas de Matai, Kahikatea o Fuchsia, brotes de Cabbage tree, corteza de Pokaka para teñir fibras de lino o goma de Lemonwood para elaborar perfumes. Los primeros colonos europeos se establecieron hacia 1840. Al igual que los maoriís, vieron el bosque como una importante fuente de alimentos y madera. Entre estos colonos estaban los hermanos Deans, que renombraron como Riccarton el área que acababan de arrendar. Los Deans gestionaron su porción del bosque de forma cuidadosa, cortando únicamente algunos Kahikateas y Matais para construcción y empleando para leña únicamente madera caída.

Kahikateas
Kahikateas
Kahikateas
Kahikateas

En 1914, la familia Deans donó las 6,35 hectáreas de bosque que se preservaban al pueblo de Canterbury, con la condición de que fuera conservado por siempre en su estado natural. Desde entonces, Riccarton Bush constituye una de las áreas naturales protegidas más antiguas del país.

Riccarton Bush
Riccarton Bush
Museo Te Papa (Wellington)
Museo Te Papa (Wellington)

Conocer la historia del bosque, entender los motivos que lo han conservado hasta nuestro tiempo, me hace sentirlo más cercano y familiar. Camino entre espléndidos Kahikateas, con la única compañía del canto despreocupado de los Fantails y otros pequeños pájaros. En el año 2000 se cercó el bosque con una valla antipredadores y se erradicaron las ratas, possums y otros mamíferos invasores. Desde entonces, Riccarton Bush se ha vuelto a convertir en ese “paraíso de las aves” que un día fue toda Nueva Zelanda, antes de la llegada de los humanos y de la cohorte de pequeños predadores que les acompañaban.

Fantail (Rhipidura fuliginosa)
Fantail (Rhipidura fuliginosa)

Con pena, tengo que despedirme de Christchurch. Han sido unos días de descanso en estupenda compañía, pero todavía me quedan muchos rincones de este país por descubrir. Mi próximo destino es el Parque Nacional de Abel Tasman, en la costa norte de la isla. Ojalá que el vuelo alocado del Fantail siga acompañando mis pasos en lo que me queda de camino, con su belleza, fragilidad y magia.

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