Progreso:

Un bosque en el mar (4 de 4)

El bosque de los Inuits

En este viaje hemos descubierto alguna de las plantaciones de coníferas que se han realizado en las últimas décadas en Groenlandia; hemos llegado hasta uno de sus escasos bosques naturales de abedules; hemos aprendido un poco del modo de vida de los habitantes de la isla. Pero no he encontrado la respuesta a la pregunta que me llevo haciendo todo el viaje, ¿cómo se relacionan los Inuits con sus bosques? Parece que los ignoraran.

La última mañana en Qassiarsuk recibimos unas últimas enseñanzas sobre la diferente forma de vida tradicional de los Inuits y de los vikingos en la isla. Nos explican que la vivienda de los Inuits se orientaba hacia el exterior, hacia el mar que les ofrecía sus recursos; mientras que la vivienda de los vikingos se orientaba hacia el interior, hacia sus prados y su ganado. De todas formas, parece que a los vikingos no llegaron atraídos únicamente por esta nueva “tierra verde”; también miraban hacia el mar y establecieron un intenso comercio de marfil de morsa. En realidad, todavía se sabe muy poco de la vida de los vikingos en Groenlandia desde que llegaron a finales del siglo X hasta que un día hacia finales del siglo XV abandonaron de manera definitiva la isla posiblemente al no conseguir hacer frente al cambio climático de la Pequeña Edad de Hielo.

Reproducción de una casa de invierno Inuit en Qassiarsuk
Reproducción de una casa de invierno Inuit en Qassiarsuk
Reproducción de una casa comunal vikinga en Qassiarsuk
Reproducción de una casa comunal vikinga en Qassiarsuk

Primero visitamos la recreación de una vivienda tradicional Inuit. Las casas de invierno de los Inuits se construían con gruesos muros de piedra cubiertos de ramas y restos de madera de deriva y sobre éstos grandes trozos de tepe con la hierba hacia abajo. La entrada es un estrecho pasillo de varios metros de longitud por la que entro arrastrándome. Para mantener el calor interior, la puerta se ubicaba a un nivel más bajo que el resto de la vivienda y las ventanas estaban elaboradas con intestinos de foca abiertos longitudinalmente y cosidos. Una casa de invierno podía ser el hogar de varios grupos familiares de Inuits, que durante las fuertes tormentas de invierno se veían obligados a permanecer en el interior largas jornadas en las que se contaban viejas leyendas, cuentos o recuerdos de los viajes de caza veraniegos.

Arpones, remos y lanzas de los Inuits
Arpones, remos y lanzas de los Inuits

A continuación entramos en la reproducción de una casa comunal vikinga. El hogar para la lumbre ocupa la parte central de la vivienda debajo de una chimenea abierta en el techo. Las paredes están decoradas con pieles y trajes típicos que aportan un toque acogedor. En el interior reposa un telar similar al que un día usaron los colonos para tejer ropa con la lana de sus ovejas. Pero lo que me llama la atención son los remos, lanzas y arpones elaborados al estilo  tradicional Inuit, que se exhiben en un lateral. Los arpones tienen un mango de madera de unos dos metros y una parte delantera móvil, por lo general elaborada con diente de narval o de morsa, donde va sujeta la punta del arpón. Las lanzas para cazar pájaros están diseñadas para capturar pequeñas aves desde el kayak. Constan de un mango de madera de unos 150 cm de longitud con una punta en su extremo y tres ganchos de hueso orientados hacia delante en su parte central.

Reproducción de una iglesia de madera vikinga en Qassiarsuk
Reproducción de una iglesia de madera vikinga en Qassiarsuk

Por último, entramos en la pequeña y coqueta reconstrucción de la iglesia de madera de Thojdhild, que la esposa de Erik el Rojo construyó en Qassiarsuk tras abandonar el culto a los dioses nórdicos y convertirse al cristianismo. La iglesia tiene el techo de césped y en su diminuto interior destaca una curiosa cruz de madera de deriva elaborada por un artista local.

Mientras paseo por Qassiarsur creo que por fin he encontrado el punto de conexión de los Inuits con sus bosques: ¡necesitaban madera! Sin embargo, la madera para sus viviendas, sus trineos o sus armas no provenía de los bosques de abedules y sauces; era madera de deriva que arribaba a las costas arrastrada desde Siberia por las corrientes marítimas o resto del naufragio de balleneros u otros barcos. ¡El auténtico bosque de los Inuits, que he buscado por las montañas de Groenlandia, era en realidad un bosque en el mar!

Cruz de madera de deriva
Cruz de madera de deriva

Antes de partir y mientras tomo un último café junto al aeropuerto de Narsarsuak en el Blue Ice Cafe, hojeo un libro sobre la cultura tradicional de los Inuits en Groenlandia. Leyendo “Destellos de la cultura de Groenlandia” comprendo que los Inuits han tenido una mayor conexión con sus bosques que la que yo había sido capaz de adivinar:

Encuentras un sauce enano que crezca erguido y tallas una muñeca con la parte más gruesa del tallo; esta muñeca se ata bajo el gorro de un niño. Los sauces que crecen erguidos tienen mayor vitalidad que los que se arrastran por el terreno, y un amuleto como este, además de hacer que el niño crezca rápido, hace que tenga la espalda fuerte y pueda ir por la vida sin tener miedo a nada”.

La otra parte del tambor es el palillo. En Groenlandia el palillo golpea el borde del tambor, en el aro de madera o hueso. Es un palo de madera un poco más largo que el diámetro del tambor y puede estar decorado con una sencilla talla. No puede haber ningún nudo en la madera; estos son puntos de fuerza espirituales que provienen de los antepasados. Por este motivo era injusto utilizar un palillo con nudos en las “luchas de canciones”.

El avión despega y vuelvo a pegar mi nariz a la ventanilla para contemplar con la boca abierta por última vez esta isla de hielos, rocas, tierra y agua. Y me siento como  un Inuit, con la nariz pegada a la ventana de su casa mirando hacia el mar, atento por si asoma una ballena o una foca o incluso un madero a la deriva que proviene de su bosque, un bosque en el mar.

Vista de los fiordos desde la ventanilla del avión
Vista de los fiordos desde la ventana de una casa de invierno Inuit

¿Qué te ha parecido este relato viajero?

Si quieres hacer algún comentario, este es tu espacio.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Logotipo conectando bosques
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Puedes revisar nuestra política de privacidad en la página de privacidad y cookies.