Bosques, bosques y bosques
Suecia es un país de bosques. De hecho, casi un 70 % del territorio sueco son terrenos forestales. Nada menos que 27,9 millones de hectáreas de bosques, bosques y bosques. El paisaje está dominado por extensos bosques boreales de coníferas. Concretamente, el 83 % de los bosques suecos está constituido por coníferas. Destacan el abeto rojo (Picea abies) y el pino silvestre (Pinus sylvestris), con un 40 % del volumen total de madera cada uno, a los que acompaña el abedul (Betula sp.) con un 12 %. En el extremo sur del país aparece el bosque templado caducifolio, que aporta alrededor del 8 % del volumen total de madera.
Salgo de la autopista porque quiero pisar mi primer bosque boreal sueco. Aparco junto a un latizal de pinos silvestres, pero nada más descender de la furgoneta me doy cuenta de que está prohibido entrar al pinar. Numerosos carteles amarillos con una mano negra dando el alto avisan de que se trata de una zona de entrenamiento militar.

Me quedo mirando al pinar desde el borde de la carretera. Las hileras bien conformadas de los jóvenes pinos silvestres me recuerdan a jóvenes reclutas con el pelo recién rapado, obedientes y resignados. Creo ver en los pinos en formación a “soldaditos de IKEA”. Esta multinacional de origen sueco del mueble es un gran consumidor de madera, procedente tanto de Suecia como de otras partes del mundo. De acuerdo a su informe “Good for the forest, good for people”, en 2021 los proveedores de IKEA obtuvieron aproximadamente 21 millones de metros cúbicos de madera en rollo equivalentes en diversas partes del mundo. En todo caso, IKEA no es responsable directa de la explotación forestal de los bosques de los que procede la madera que consume.

En “Wiping away the boreal”, Greenpeace enumera los principales gestores forestales de los bosques suecos: la compañía estatal Sveaskog, que gestiona 4 millones de hectáreas de terrenos forestales públicos; el Holmen Group, que controla alrededor de 1,3 millones de hectáreas de terrenos forestales privados; la Iglesia sueca, con más de 530.000 hectáreas; SCA / Essity, compañía sueca productora de pulpa y papel manufacturado, que maneja alrededor de 2 millones de hectáreas. Por último, el 50 % de los bosques comerciales suecos están gestionados por empresas familiares.

El 80% de los bosques suecos están clasificados como tierras forestales productivas. Y aunque Suecia representan menos del 1% de los bosques comerciales del planeta, proporciona el 10% de la madera del comercio mundial. Según datos de la Federación Sueca de Industrias Forestales, Suecia es el tercer mayor exportador mundial de pulpa, papel y madera aserrada y se calcula que anualmente se aprovechan alrededor de 90 millones de metros cúbicos de madera sobre un crecimiento anual de 120 millones.
A pesar de la gran presión que se ejerce sobre los recursos forestales, el sector forestal sueco presume de que en los últimos cien años el país ha duplicado el volumen de madera de sus bosques. Un aparente gran éxito del “modelo forestal sueco”, que con estos datos sobre la mesa (de madera) se puede afirmar que es sostenible. O al menos en lo que a producción sostenida de madera se refiere…
Conduzco por carreteras rectas, apenas sin tráfico y flanqueado durante cientos de kilómetros por abetos rojos y pinos. Casi siempre son masas regulares y relativamente jóvenes, lo que ya me permite intuir en qué consiste el “modelo sueco” de manejo forestal.
Pronto me detengo en un área en la que se ha realizado recientemente un aprovechamiento forestal. Apenas me he cruzado en la carretera con camiones cargados con madera, ni he visto maquinaria ni cuadrillas forestales trabajando en los bosques. Sin embargo, las huellas de su labor son muy patentes. Camino por una superficie de varias hectáreas en la que se ha ejecutado recientemente una corta a hecho del pinar. En otras zonas de corta observo una reciente repoblación con pequeños brinzales de pinos o masas de jóvenes y densos latizales plantados hace unos cuantos años.


El abeto rojo representa el 56 % del volumen talado, el pino silvestre hace el 33 %, y el abedul y otras frondosas el resto. El método principal de aprovechamiento forestal es la corta a hecho con reserva o no de árboles semilleros, con un turno que puede varias entre los 60 a 80 años en el sur del país hasta los 150 años de los pinares del extremo norte. De acuerdo a datos de la Agencia Forestal Sueca, entre 2014 y 2017 el 82 % de la superficie talada en Suecia se regeneró mediante plantación, el 11 % mediante regeneración natural con árboles semilleros y el 4 % restante mediante siembra. El modelo forestal sueco es básicamente un sistema de corta y plantación.


Durante los siglos XVIII y XIX muchos bosques suecos sufrieron una sobreexplotación. Como consecuencia, grandes áreas del país se encontraban deforestadas a finales del siglo XIX. La primera Ley Forestal sueca de 1903 prescribió que los propietarios privados volvieran a plantar después de la corta, con el objetivo de garantizar la persistencia de los bosques. Después de la Segunda Guerra Mundial se generalizó un modelo forestal que priorizaba las cortas a hecho y que perdura hasta la actualidad. La Ley Forestal de 1993 dibuja un nuevo “modelo forestal sueco” en el que al objetivo de producción se añade otro ambiental. Más recientemente, la política forestal sueca ha incorporado también un mayor énfasis en las cuestiones climáticas.

El modelo sueco para conservar la biodiversidad forestal combina la declaración de áreas naturales protegidas con la implementación de unas medidas generales de conservación en la gestión forestal.
La presencia de grandes árboles solitarios que sobresalen en las extensas áreas de corta es una imagen contradictoria del intento por compaginar producción y conservación de este renovado “modelo forestal sueco”.

Una de las principales medidas de conservación de la biodiversidad en la gestión forestal es la reserva en las cortas finales de una determinada proporción de árboles y grupos de árboles vivos, así como el mantenimiento de la madera muerta. De acuerdo a un inventario de la Agencia Forestal Sueca en 2007, en las áreas de corta se deja sin extraer un porcentaje del 6% del volumen de madera, principalmente por razones de conservación. Las medidas generales de conservación incluyen además la protección de los cursos de agua, la limitación de la superficie de las cortas a hecho y otras medidas similares.
En el marco de esta nueva política forestal, casi el 70% de los terrenos forestales productivos de Suecia está certificado bajo alguno de los estándares voluntarios de certificación de gestión forestal sostenible (FSC y PEFC).
Me viene a la memoria una imagen del Ájtte, el Museo Sueco de los Samis y las Montañas, en Jokkmokk. En la exposición “El paso del tiempo” se muestra la evolución de los pobladores humanos de la región desde que el país quedó libre de los hielos hasta la actualidad: cazadores de renos salvajes, recolectores, pescadores, colonos, ganaderos, pastores de renos modernos… Y entre ellos, un operario forestal con su motosierra. Una muestra de la importancia del sector forestal en esta tierra de bosques, bosques y bosques.

Sin embargo, este modelo de gestión forestal no convence a todo el mundo y hay quienes defienden que la política forestal sueca tradicionalmente ha priorizado la dimensión económica del desarrollo sostenible. La empresa forestal estatal Sveaskog recibió en 2020 el premio ambiental negativo Swedish Greenwash Award de manos de la organización Amigos de la Tierra. Con este premio Amigos de la Tierra pretende denunciar el lavado verde de Sveaskog “porque presentan su negocio como silvicultura sostenible cuando contribuye a un daño importante a la tierra y la diversidad”. Un año más tarde, en 2021, catorce organizaciones suecas y movimientos juveniles junto con 44 comunidades indígenas y con el apoyo de diez socios internacionales presentó ante los responsables políticos de la UE una carta en defensa de los bosques y en contra del modelo forestal sueco.

También en 2021, se filmó la película “More of everything”, una crítica a ese “modelo forestal sueco” que se promueve como una historia de éxito, que promete tanto la mitigación del cambio climático como la protección de la biodiversidad:
“Con esta película queremos matizar y desacreditar la saga verde que se difunde sobre el modelo forestal sueco. Porque si las afirmaciones de las industrias forestales no son ciertas, continuar usando y difundiendo el modelo podría poner en peligro el clima y los ecosistemas de los que todos dependemos. En esta película, varios científicos y expertos destacados e independientes nos ayudan a examinar las afirmaciones que la industria forestal está difundiendo sobre el modelo forestal sueco y la bioeconomía”.
Preocupadas por la situación de los bosques de Suecia, algunas organizaciones forestales locales han visto la necesidad de dar un giro al modelo forestal predominante en el país.

Plockhugget es una nueva empresa sueca que promueve la selvicultura cercana a la naturaleza. Lejos del esquema habitual de las grandes cortas a hecho, Plockhugget busca producir madera comercial de calidad a través de un manejo forestal de cobertura continua (Continuous Cover Forestry). Con la selvicultura cercana a la naturaleza se pretende dar un paso más para que los objetivos de producción de madera y de conservación de la biodiversidad sean realmente compatibles. Como señala la web de Plockhugget, “el objetivo de la selvicultura cercana a la naturaleza es que el bosque cultivado se asemeje a un bosque no cultivado”.
He contactado por correo electrónico con los técnicos de Plockhugget ya que estoy interesado en conocer su trabajo. Aunque me dicen que por lo apurado de las fechas no me van a poder acompañar, me proponen que me acerque por mi cuenta a un aprovechamiento forestal que han efectuado hace poco tiempo cerca de Goteborg. Así que arranco la furgoneta y dejo que el GPS me lleve hasta las coordenadas que me han indicado. Se trata de un bosque en las afueras de la ciudad y que pertenece a la municipalidad de Goteborg.

El rodal en el que se ha hecho la corta es un pinar joven de pino silvestre, con presencia de abetos rojos y abedules. En realidad me parece que se trata de una primera clara en una masa todavía regular, por lo que apenas se pueden intuir los principios de la selvicultura cercana a la naturaleza. Pero no deja de ser un inicio. Un ejemplo de que otro “modelo forestal sueco” es viable. Una selvicultura centrada en el árbol adaptada a las dinámicas naturales de renovación de los bosques boreales, que difieren de las de los bosques centroeuropeos.

En efecto, un reciente informe del EFI sobre la selvicultura próxima a la naturaleza afirma que los enfoques conceptuales de la gestión forestal cercana a la naturaleza y su práctica en los bosques boreales difieren de los de la Europa templada ya que los bosques boreales europeos se caracterizan naturalmente por diversas dinámicas de perturbación, incluidas perturbaciones parciales, a pequeña y gran escala. Una variedad de perturbaciones que no refleja adecuadamente el manejo forestal actual, que para las cortas de regeneración se circunscribe a las cortas a hecho.
A pesar de iniciativas como las de Plockhugget, el desarrollo de la selvicultura próxima a la naturaleza es todavía muy residual en Suecia y en el sector forestal sueco aún existe una resistencia considerable a la adopción de enfoques de cobertura forestal continua.
La selvicultura próxima a la naturaleza puede convertirse en una herramientas que ayude a compaginar realmente los objetivos de producción y ambiental que preconiza el “modelo forestal sueco”. Como señala el informe del EFI, «la gestión forestal cercana a la naturaleza tiene el potencial de apoyar la biodiversidad, adaptar los bosques al cambio climático y proporcionar servicios ecosistémicos a un nivel más alto que la gestión forestal convencional”.
Para que podamos seguir afirmando sin dudar que Suecia está cubierta de bosques, bosques y bosques.

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