2. Por los bosques de Transilvania y los Cárpatos.
2.1. Transilvania, entre leyendas y tesoros
Transilvania es en realidad una amplia llanura agrícola rodeada de misteriosas montañas que ocupa la parte central de Rumanía. A medida que me acerco a los Cárpatos el paisaje empieza a ganar interés. Antes de llegar a las montañas surgen en el camino ciudades medievales e iglesias fortificadas que me hablan de la historia belicosa de estas tierras. Una historia entre leyendas y tesoros.
En la Plaza Mayor de Sibiu es fácil sentirse observado. Los “ojos de la ciudad” me miran desde los tejados cercanos, recelosos de unos visitantes que no siempre han llegado con buenas intenciones. Sibiu es una ciudad para pasear por rincones como la calle de la Fortaleza, que dejar entrever la que era una de las ciudades mejor fortificadas de Rumanía. A poca distancia de la Plaza Menor, descubro un elegante puente de hierro al que llaman “el Puente de las Mentiras”. Variadas leyendas de enamorados o de comerciantes mentirosos dan sentido a su nombre. Se cuenta que el puente es capaz de detectar si alguien miente mientras lo cruza y responde con ruidos como si fuera a derrumbarse.
A apenas 10 km de Sibiu visito las iglesia fortificadas de Cisnadie y Cisnadioara. La iglesia de Cisnadie se encuentra en el centro de la población. Se construyó a principios del siglo XIII y posteriormente se le añadieron tres muros defensivos. La iglesia románica de Cisnadioara se construyó a mediados del siglo XII en lo alto de una colina sobre el pueblo. Los juegos de luces de su austero interior rivalizan con las vistas de los Cárpatos occidentales contra los que se enmarca: las montañas ya nevadas de Fagaras y las de Cindrel. Como las demás iglesias fortificadas que se extienden por el sur de Transilvania son un legado de la influencia sajona en la región.
Junto a estas fortificaciones, imponentes castillos estratégicamente ubicados constituyeron un sistema defensivo contra las invasiones otomanas y tártaras del sur y hoy se han convertido en un verdadero tesoro histórico y cultural. Es precisamente este carácter inaccesible y de frontera el que ha conferido a los Cárpatos meridionales un aura de leyenda, en la que resuenan los nombres de Vlad Tepes “el empalador” y del Conde Drácula. A través de estos dos nombres propios, la palabra Transilvania nos transporta a una tierra de misterios, entre la historia y la leyenda.
Tras ver las iglesias fortificadas, parto de Sibiu hacia Sighisoara. El temido príncipe Vlad Tepes nació en 1431 eprecisamente n Sighisoara. Pero de momento no voy a seguir las huellas de Drácula y en vez de visitar la casa natal de Vlad Tepes en esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, me desvío a una arboleda cercana, el bosque de Breite.
A las afueras de Sighisoara descubro un pequeño tesoro forestal. La reserva de los robles centenarios de Breite es probablemente una de las dehesas mejor conservadas y una de las mayores concentraciones de árboles centenarios de Europa Central y Oriental.
En el bosque de Breite puedo disfrutar de la presencia de más de 600 ejemplares de roble pedunculado (Quercus robur) y roble albar (Quercus petraea). Se estima que la mayor parte de estos árboles imponentes tienen entre 350 y 450 años, mientras que los más ancianos seguramente alcanzan los 800 años. Resulta evocador pensar que Vlad Tepes, el Drácula histórico, pudo pasear en su niñez a la sombra de algunos de estos robles que aún permanecen en pie. Más recientemente, gracias a la mediación de la UNESCO se evitó la construcción de un parque temático sobre Drácula en pleno bosque de Breite. ¡Parece que el Conde nunca descansa!
Breite es un bosque culturalmente modificado, resultado de la actividad humana durante siglos. Desde la fundación de Sighisoara por los sajones, si no desde antes, el bosque original de robles, hayas y carpes se fue aclarando progresivamente para favorecer la producción de bellota y de pasto. El resultado es una dehesa de robles que satisfacía las necesidades locales de madera y aportaba recursos para las piaras de cerdos y los rebaños de vacas y ovejas.
A pesar de su origen antrópico, el bosque de Breite guarda un tesoro. La abundancia de árboles viejos y de gran cantidad de madera muerta asociada a su decrepitud confieren al bosque un elevado valor ecológico, con muchas características propias de los bosques maduros.
Pero yo he venido a Rumanía buscando otro tesoro: sus bosques vírgenes. Sus bosques de leyenda. Así que pese a que he disfrutado de mi paseo por el bosque de Breite, continúo mi camino hacia los Cárpatos.
Los montes Cárpatos forman un gran arco de 1.500 km de longitud y unos 150 km de anchura media que atraviesa varios países europeos. En Rumanía, los Cárpatos dividen el país de norte a sur y del centro al oeste, separando las regiones de Maramures y Transilvania del resto del territorio. Como le sucedía a Jonathan Harker, su nombre evoca a viejas leyendas y peligros:
“He leído que todas las supersticiones del mundo se hallan reunidas en la herradura que forman los Cárpatos, como si éstos fueran una especie de torbellino imaginativo; de ser así, mi estancia puede resultar muy interesante”.
Bran Stoker sitúa el castillo de Drácula cerca de Bistrita en los Cárpatos centrales, al otro lado del Paso del Borgo. Sin embargo, la industria turística se ha encargado de buscarle otra ubicación, más al sur. En el extremo sureste de Transilvania y a pocos kilómetros de Brasov, el castillo de Bran es reconocido popularmente con el castillo del Conde Drácula.
Brasov es una agradable ciudad cargada de historiaa y una estupenda puerta de entrada a los Cárpatos. Sentado bajo un hermoso tilo junto a la Iglesia Negra de Brasov leo sobre las numerosas leyendas que sobrevuelan la ciudad. Leyendas relacionadas, de una u otra manera, con sus bosques.
El escudo de armas de Brasov representa una corona colocada en el tronco de un árbol. La leyenda cuenta que se trata de la corona del rey húngaro Salomón, que se desprendió de ella para pasar inadvertido y poder huir de sus enemigos. Se cuenta que la ciudad de Brasov se ubica exactamente en el lugar en que un granjero encontró la corona sobre el tocón de un árbol.
Otra leyenda, o no tan leyenda, cuenta que a finales de 1450, Vlad Tepes plantó en Brasov un macabro “bosque de los empalados”. Se cuenta que, en una de sus más sangrientas masacres, el príncipe Vlad Tepes hizo empalar a todo aquel habitante de la ciudad que se negase a pagarle un tributo o unirse a él, convirtiendo el paisaje de Brasov en una sucesión de estacas con cadáveres ensartados como si de un bosque tenebroso se tratara. Se cuenta que Vlad Tepes hizo talar todos los árboles de los alrededores de la ciudad para empalar a todos sus enemigos. Por desgracia, Vlad Tepes “el empalador” fue un personaje muy real. Y su implacable crueldad ha dado origen a uno de los mitos más fascinantes de la actualidad, el Conde Drácula. Como pronto descubrió Jonathan Harker, Transilvania y los Cárpatos es tierra de batallas, de leyendas y de tesoros:
“Pocas dudas caben acerca de la existencia de un tesoro oculto – continuó – en la región por la que vino anoche, porque durante siglos ha sido campo de batalla de valacos, sajones y turcos. Apenas hay un solo pie de suelo en esa zona que no se haya visto enriquecido con sangre de hombres, patriotas o invasores”
A pocos kilómetros de Brasov está uno de los tesoros que ando buscando: los bosques primarios de Rumanía, los bosques de leyenda. En sus poco más de 320 hectáreas, el bosque secular de Sinca puede presumir de albergar el haya más alta de Europa, con 55,1 metros, y el abeto más alto de Rumanía, con 62,5 metros. Y de formar parte de los “Hayedos primigenios de los Cárpatos y otras regiones de Europa”, declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO. En Brasov me acerco hasta las oficinas de Romsilva, la Dirección Nacional de Bosques, pero no consigo información sobre cómo visitar el bosque de Sinca. Recuerdo la advertencia “recorrer solo los bosques es un peligro en Rumanía, y no es broma” y cambio de planes. Me apunto a una excursión para observar osos en la naturaleza.
En Rumanía se dice que los oso traen entre sus fauces leyendas y supersticiones. Los pastores rumanos afirman que “si un oso mata a una oveja por el cuello, ésta se puede aprovechar, pero si lo hace por los intestinos significa mala suerte”. Yo espero tener la suerte de poder ver aquí mis primeros osos pardos en libertad.
Quedo con el guía en Halchiu, a pocos kilómetros de Brasov. Tras una pequeña caminata llegamos a nuestro escondite en el bosque de Bogati. Desde allí se observa un punto de alimentación en un claro del arbolado. El bosque es un hayedo joven, que según nos cuenta el guía es preferido por los osos a los bosques maduros. Como queriendo refrendar sus palabras en seguida aparece el primer oso, un ejemplar joven. Poco a poco, van desfilando por los comederos varios osos más. Se estima que puede haber en Rumanía más de 10.000 osos. Y la convivencia con los humanos se ha vuelto cada vez más complicada, como muestra que 8 personas han muerto por ataque de osos solo en 2019. Incluso es habitual que los osos aparezcan por las afueras de Brasov. ¡Creo que me alegro de no haber ido solo al bosque de Sinca!
Releo en “Drácula” el pasaje en el que Jonathan Harker se quiso apear del carruaje que le acercaba al castillo de Drácula para subir una colina a pie y el cochero no quiso ni oír hablar de ello:
“No, no – dijo-; no debe caminar por aquí. Los perros son demasiado feroces.”
La lectura me recuerda el aviso de que además de con los osos, también tenga cuidado con los perros que cuidan los rebaños y que no vaya solo a los bosques. Entonces, ¿cómo voy a hacer para conocer los bosques de leyenda que vengo buscando? Tendré que buscar compañía.
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