Progreso:

Berlín forestal (7 de 7)

La reinvención de Berlín

East Side Gallery
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East Side Gallery

Tras la caída del Muro, Berlín tuvo que volver a reinventarse. El Berlín reunificado era una ciudad a medio reconstruir, con una enorme cicatriz a ambos lados del Muro y numerosos solares y edificios abandonados. Con las energías de este nuevo renacer, por un lado la ciudad se abrió a los más prestigiosos arquitectos internacionales para que la reinterpretasen. Por otro lado, puso numerosos locales y terrenos baldíos en manos del arte callejero. Berlín se convirtió en un polo de atracción y una referencia para el arte urbano.

East Side Gallery
East Side Gallery

La ciudad que simbolizó los esplendores prusiano y soviético, los delirios de grandeza nazis y los estragos de la guerra se ha transformado en un emblema del vanguardismo, del multiculturalismo y de la cultura alternativa. Aquí se entremezclan estudiantes, inmigrantes, hipsters, bohemios, modernos o viejos punks. Tengo la fortuna de llegar a Berlín en pleno Carnaval de Culturas, el concurrido festival multicultural del barrio de Kreuzberg. Una celebración de la diversidad.

Pero Berlín también se ha convertido en uno de los centros políticos y económicos de Europa. Y en los últimos años, el turismo low-cost y la gentrificación amenazan su propia identidad de ciudad cosmopolita. A pesar de todo, Berlín sigue mirando hacia el futuro con esperanza, sabiéndose una ciudad que ha aprendido a reinventarse.

Osos Buddy en Berlín
Osos Buddy en Berlín
Carnaval de las culturas en Berlín
Carnaval de las culturas en Berlin

El legado de Humboldt

El funeral de Humboldt fue seguido por decenas de miles de personas que le acompañaron en su último recorrido por Unter den Linden hasta la catedral de Berlín. En su larga vida, Humboldt había sido una gran influencia para muchos de sus contemporáneos más relevantes. Andrea Wulf los enumera en su biografía: Thomas Jefferson le llamó “una de las mayores joyas de la época”; Charles Darwin afirmó que no se habría embarcado en el Beagle sin la influencia de Humboldt; “Walden” de Thoreau habría sido un libro muy distinto sin él; Simón Bolivar le llamó “el descubridor del Nuevo Mundo”; Napoleón le comentó de forma despectiva que a su mujer también le gustaba la botánica; Julio Verne depositó en la biblioteca del Nautilus todas las obras de Humboldt; Goethe, el poeta más grande de Alemania, comparó a Humboldt con “una fuente con muchos chorros que manan de forma refrescante e infinita, y nosotros solo tenemos que colocar recipientes bajo ellos”.

La catedral de Berlín
La catedral de Berlín

Por uno de esos chorros mana un agua cada vez más tibia. Humboldt fue el primer científico que habló del cambio climático provocado por el ser humano. En “Personal Narrative” advirtió de que los seres humanos estaban interfiriendo en el clima y eso podía tener unas consecuencias imprevisibles para las “futuras generaciones”. A. Wulf afirma que “Humboldt fue el primero en explicar la capacidad del bosque para enriquecer la atmósfera con su humedad y su efecto refrescante, además de su importancia para retener las aguas y proteger el suelo contra la erosión”. Ya en sus tiempos de inspector de minas por Europa había comprobado los problemas medioambientales de la sobreexplotación de los bosques. En el lago Valencia, en Venezuela, se dio cuenta de que la deforestación estaba agravando las sequías y las inundaciones. En su último gran viaje, a Rusia, volvió a comprobar la rápida desaparición de los bosques alrededor de los centros de minería. En sus libros sobre Rusia analizó las principales actividades humanas que consideraba que estaban afectando al clima. Mencionó la irrigación descontrolada, “las grandes masas de vapor y gas” de la industria y la deforestación. Llegó incluso a fomentar la realización de un estudio a gran escala que analizara los efectos de la destrucción de los bosques sobre el clima. La humanidad, avisó, tenía el poder de destruir el entorno, y las consecuencias serían catastróficas.

Escribo este relato en pleno confinamiento por el coronavirus. En estas condiciones, pensar en el futuro de los bosques europeos seguramente me llevaría a dibujar una distopía de un bosque herido entre cambios climáticos, migraciones, grandes incendios, plagas… Así que prefiero contenerme y que sean forestales expertos los que hagan el trabajo. En el número 240 de la revista Unasylva, J. Blazer y H. Gregersen publicaron el artículo “Los bosques en los próximos 300 años”. Así es como ven su futuro:

Mimetizado con el bosque

En un mundo cada vez más poblado, con mayor consumo y bajo los efectos del cambio climático, los bosques desempeñaran una función esencial a nivel mundial en los próximos 300 años: ayudarán a mitigar el cambio climático, protegerán el suelo y el agua, proporcionarán aire limpio, conservarán la biodiversidad, contribuirán a mantener la salud mental de los seres humanos y producirán fibra de madera y otros productos. En su estudio, prevén un aumento importante de la superficie de bosques seminaturales y plantados, que proporcionarán grandes cantidades de madera y fibra de madera, un recurso natural que tendrá una importancia creciente.

Pero ahí se acaban las noticias positivas. Pese al aumento de la superficie total de los bosques, éstos serán cada vez más vulnerables y frágiles. Disminuirá la biomasa acumulada y la biodiversidad. Los ciclos de vida serán más cortos, sometidos a una dinámica constante de alteraciones climáticas y bióticas. Como consecuencia del cambio climático, se producirá una pérdida de bosques primarios, que serán reemplazados por bosques sucesionales. Los bosques naturales proporcionarán servicios ecosistémicos importantes y se refugiarán sobre todo en áreas protegidas, con mínimo aprovechamiento de la madera.

Respecto a los bosques europeos, y los de biomas templados en general, pronostican que se expandirán en la zona boreal. Que especies como el haya, los robles y los pinos de zona templada se ampliarán desde el Mediterráneo hasta el sur de Suecia y desde el extremo oeste hasta los Urales en Rusia. Que en Europa Central se evolucionará de una gestión forestal desde el bosque regular en monte alto al bosque irregular o al tratamiento en monte bajo. Una forma de reducir la vulnerabilidad al cambio ambiental y al cambio de objetivos económicos. Y otro punto destacable, que los biomas templados hospedarán los bosques naturales con las mejores posibilidades de adaptación a los grandes cambios climáticos. Blazer y Gregersen concluyen el trabajo con un brindis: “El futuro de la humanidad dependerá en gran medida del modo en que se tratan sus bosques. (…) Los forestales de hoy y de mañana tienen mucho trabajo por hacer”.

En este nuevo paradigma, en el que “el cambio climático afectará sin duda a los bosques de maneras impredecibles, que pueden ser negativas o positivas para el manejo forestal”, según Puettmann et al., “mantener la capacidad de los bosques para adaptarse a diversas e inesperadas perturbaciones futuras sin perder su integridad ecológica, debe convertirse en una prioridad más alta”. La alternativa, plantean, es manejar los bosques como sistemas adaptativos complejos.

Pero yo había venido a Berlín para ver la Final Four de baloncesto. Por desgracia, el Baskonia ha perdido la semifinal en la prórroga con el Fenerbahçe de Estambul. La final la juegan los turcos contra el CSKA de Moscú. A pesar de que prácticamente toda la afición es turca, reflejo de la relevancia de esta comunidad inmigrante en Berlín, el partido lo ganan los rusos, de nuevo en la prórroga.

Mi viaje a Berlín acaba con la celebración de los moscovitas. Rusia, el destino del último gran viaje de uno de los más grandes viajeros de su época. Un hombre, Alexander von Humboldt, que nos legó una visión de la naturaleza en la que todo estaba conectado y que anticipó los efectos de un fenómeno rabiosamente actual: el cambio climático. Unas lecciones que permanecen vigentes en este mundo cambiante, en el que los paradigmas de la gestión forestal posiblemente también tengan que evolucionar.

Final Four de baloncesto en Berlín

La reserva de Boubin. En el corazón verde de Europa

Merece la pena visitar los bosques de Sumava por varios motivos. A los pies de las montañas, en un meandro del río Moldava, descubro el coqueto pueblo medieval de Ceský Krumlov crecido al cobijo de un enorme castillo del siglo XIII. Al pasar ya de noche bajo el viaducto que conecta las dos partes del castillo, me interno por sus callejuelas iluminadas y me parece haberme trasladado a un auténtico cuento de hadas.

Pero Sumava tiene mucho más. El Parque Nacional de Sumava, en la República Checa, junto con el vecino Parque Nacional del bosque Bávaro, en Alemania, constituye el espacio protegido y la zona boscosa más grande de Europa Central. A este área, conocida como la selva de Bohemia, le han apodado con diversos nombres poéticos, como el techo verde o el corazón verde de Europa.

Ceský Krumlov
Ceský Krumlov

Los bosques se establecieron en Sumava hace aproximadamente 3.000 años. En las partes bajas predominaban las masas mixtas con haya y abeto, dejando las partes altas de las montañas al abeto rojo. Históricamente, los bosques bajeros fueron transformados en cultivos y praderas y los de las zonas altas, intensamente explotados durante los últimos siglos, fueron sustituidos por extensas plantaciones de abeto rojo. Estos monocultivos, con material genético alóctono, se han convertido en uno de los más graves problemas de Sumava. Catástrofes como intensos vendavales o el ataque inmisericorde del escarabajo de la corteza del abeto (Ips typographus) llevan diezmando las plantaciones de abeto rojo de Sumava desde hace más de 25 años.

Monte Lusén en Sumava
Monte Lusén en Sumava

Me acerco a la pequeña población de Breznik para hacer una caminata hasta la cima de Luzný o Lusen, que con sus 1.373 metros marca el límite entre la Republica Checa y Alemania. Una franja desarbolada a lo largo de toda la frontera, a modo de profunda cicatriz, recuerda al telón de acero y a la verja electrificada que separaba los dos mundos durante la Guerra Fría. Es como si me reencontrara con los restos del Muro de Berlín en mitad del bosque. Pero lo más llamativo del recorrido me lo encuentro en las laderas a ambos lados del camino. Hasta donde me alcanza la vista no distingo más que troncos secos de abeto, uno tras otro tras otro. Eso sí, a sus pies se ha instalado una profusa regeneración, también de abeto rojo, que parece garantizar el futuro del bosque. Después de años de debates sobre qué hacer con los bosques de Sumava destruidos por el escarabajo de la corteza, las operaciones de tala de los abetos secos se detuvieron en 2011 debido a los bloqueos y a la presión de la opinión pública. Comprobar la profusa instalación de la regeneración natural bajo los troncos secos parece dar la razón a los que defendían que cuanto menos interviene el hombre en la naturaleza, mejor para ella. Además, la biodiversidad ligada a la presencia de madera muerta ha encontrado un nicho adecuado. Incluso a nivel económico, el turismo representa el principal recurso en el Parque Nacional de Sumava y los visitantes afirman preferir estos bosques “fósiles” a las grandes extensiones de cortas comerciales.

En Sumava, parece que el bosque ha sabido reinventarse.

En las montañas de Sumava, aunque fuera de los limites del Parque Nacional, se encuentra el área forestal posiblemente más conocida de la Republica Checa: el bosque virgen de Boubin. Este pequeño reducto forestal, que se había mantenido históricamente bien conservado, fue declarado área protegida allá por 1858. De la superficie original únicamente se mantuvieron 47 hectáreas intactas, salvadas de la corta para las industrias de vidrio cercanas. En 1933, el bosque pasó a manos del estado y se declaró Reserva Natural Nacional. En 1958 se incluyó una amplia zona periférica de protección y en 1992 se otorgó a esta zona exterior el mismo régimen que al núcleo original, con lo que la Reserva ocupa actualmente 666 hectáreas. Una corta caminata de apenas 4 km bordea la zona núcleo de 47 hectáreas de la reserva, protegida por un vallado perimetral. El bosque está compuesto principalmente por abeto rojo y haya, con menor presencia de otras especies como abeto, olmo de montaña (Ulmus glabra) y arce (Acer pseudoplatanus). El conjunto lo dominan grandes abetos rojos. El “rey de los abetos” fue un enorme ejemplar de 57 metros de altura derribado en 1970 por una tormenta. Debajo de estos gigante, se observa una profusa regeneración fundamentalmente de haya, posiblemente mejor adaptada a las nuevas condiciones climáticas.

Reserva de Boubin

Muchos viejos abetos rojos presentan fantasmagóricas raíces “con zancos” que evocan cuentos de hadas. El origen de estas peculiares raíces también resulta evocador. Se originaron al crecer sobre viejos troncos caidos que, descompuestos con el paso de los años, dejaron las raíces de sus sucesores “al aire”. La conservación de un bosque maduro con presencia de gran cantidad de madera muerta ha favorecido una alta biodiversidad en Boubin: aves forestales como el pito negro, el pico tridáctilo y el dorsiblanco; murciélagos como el de Bechstein; insectos saprofílicos como Ampedus auripes; hongos ligados a los bosques maduros como Antrodiella citrinella; o flores como la pequeña Soldanella montana, simbolo de Sumava, encuentran refugio en este espacio único.

Reserva de Boubin
Reserva de Boubin

En Europa son escasas las reservas integrales, más aún los bosques vírgenes. De forma paralela a la mejora de la gestión forestal que se desarrolla en la mayor parte de los bosques europeos, parece necesario expandir estos territorios, donde realmente dejamos que “el bosque sea bosque”.

Reserva de Boubin
Reserva de Boubin

Bibliografía consultada en este relato forestal

Humboldt, A.; 2010. Vistas de las Cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América. Consejo Superior de Investigaciones Científicas


Humboldt, A.; 1876. Cuadros de la Naturaleza. Imprenta y librería de Gaspar, Editores


Humboldt, A.; 1848-1858. Cosmos.


Wulf, A.; 2016. La invención de la naturaleza. El Nuevo Mundo de Alexander von Humboldt. Ed. Taurus


Puettmann, K.J., Coates, K.D. & Messier, C.; 2016. Critica de la silvicultura. El manejo de la complejidad. ACCI ediciones.


Botting, D.; 1981. Humboldt y el Cosmos. Ed. Del Serbal


Küchli, C.; La experiencia suiza en la sostenibilidad y adaptación de los bosques. UNASYLVA 240, Vol 64. 2013/1


Blazer, J. & Gregersen, H.; Los bosques en los próximos 300 años. UNASYLVA 240, Vol 64. 2013/1


Schmithuesen, F.; La sostenibilidad aplicada en el sector de las actividades forestales cumple 300 años. UNASYLVA 240, Vol 64. 2013/1


Schmithuesen, F. & Rojas, E.; 2013. 300 años de sostenibilidad aplicada en el sector forestal – Hans Carl von Carlowitz 1645-1714. Actas del VI encuentro de historia forestal. SECF

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