La Reserva Faunística de Cuyabeno: la cosmovisión de los Cofanes
Los Cofanes dicen que su pueblo ya no vive en la selva, sino en “islas selváticas” rodeadas de carreteras asfaltadas, oleoductos y desarrollos urbanísticos, como he tenido la ocasión de comprobar en las comunidades de Sinangüé, Duvuno y Dureno. Para descubrir algo parecido a la ancestral selva de los Cofanes, nos internamos por el río Aguarico hacia la Reserva de Producción Faunística del Cuyabeno y la comunidad Cofán de Zábalo.


La Reserva Faunística del Cuyabeno se extiende sobre una superficie de unas 600.000 hectáreas en la cuenca de los ríos Cuyabeno y Aguarico. Visité Cuyabeno en 2006, en un recorrido turístico en canoa de unos 4 o 5 días. El ecoturismo en el Cuyabeno se planteó desde el inicio como una herramienta fundamental para proteger el territorio y su biodiversidad, además de generar ingresos sostenibles para las comunidades indígenas Siona, Secoya, Shuar, Quichua y Cofán que se localizan en su interior. En nuestro tour por el Cuyabeno nos alojamos sucesivamente en algunos de los escasos ecolodges del interior de la reserva, en tiendas de campaña a la orilla del río y en una comunidad Siona.

La parte central del río Cuyabeno se desborda en un conjunto de 15 lagunas interconectadas y bosques inundables que conforman un paisaje muy particular en el que destacan los tronco de Guarango de agua (Macrolobium acaciifolium) emergiendo en la laguna y mostrando su reflejo como en un espejo.
Navegamos por ambientes tan dispares como esas amplias lagunas o cochas y los estrechos canales cubiertos de vegetación. Contemplamos a los delfines rosados del Amazonas nadando despreocupados junto a nuestra canoa, pescamos pirañas, capturamos crías de caimán a la luz de las linternas, sorprendemos a una nutria gigante cruzando el río, observamos aves tan extrañas como el hoatzín y soñamos con divisar aunque sea furtivamente, al jaguar, el águila harpía o la anaconda.


Llegamos a una comunidad Siona que vive en el interior de la Reserva de Cuyabeno. Los Siona son una nacionalidad indígena de la Amazonía con lazos muy estrechos con los Cofanes ya que se suelen producir matrimonios mixtos. Nos dirigimos a una casa apartada del resto de la comunidad. Allí vive un chamán Cofán que va a ser nuestro anfitrión y nos va a instruir sobre algunos aspectos relevantes de la cosmovisión de los Cofanes.


En una simplista descripción de la compleja mitología Cofán, se puede decir que ésta se articula en torno a dos ejes espacio-temporales que se superponen. Por un lado, para los Cofanes existe un tiempo presente actual y un tiempo primordial, en el que Chiga creó el mundo:
“Antes no había nada, solo el Chiga nomás había. El vino y hizo nacer lo que ahora encontramos. De la tierra, había un poquito nomás, solamente un círculo, un pequeñito nomás, y ahí había puesto el Chiga una lombriz; entonces la lombriz comía esa tierra y cagaba, y cagaba, y ahí está, así se fue formando, formando, y ahí apareció una isla grande, y después se hizo más grande. Haciendo así dicen que se nació”. (Los A´i del río Aguarico. Mito y cosmovisión. Ed. Abya Yala).
Por otro lado, el tiempo presente está ordenado en tres planos espaciales. El plano celeste constituye la morada del dios Chiga, además de albergar al sol, la luna y las estrellas:
“… Lo que brilla de las estrellas son sus ojos, su´fe”. (Los A´i del río Aguarico. Mito y cosmovisión. Ed. Abya Yala).


En el plano terrestre y rodeando las aldeas se encuentran el bosque y el río, donde habitan unas amenazadoras presencias llamadas cocoyas:
“Cocoya hay bastantes. Para no hablar del tigre, nosotros hablamos cocoya, para no decir tigre, y también al vajo decimos cocoya para no nombrarlo. Y también a la boa, asimismo cocoya. Al cuancua ese también. Hay cosas cocoya, por ejemplo, como el infierno, que le decimos cocoyacanqque, el lugar de los cocoya. También decimos a una persona /que está/ brava, entonces decimos cocoya, es como cocoya, como insulto”. (Los A´i del río Aguarico. Mito y cosmovisión. Ed. Abya Yala).
En el plano subterráneo habitan los cuancuas en aldeas del submundo, al cual puede accederse a través de túneles desde el plano terrestre. Los cuancuas son seres benefactores hacia los humanos:
“El coancoan daba el poder a todos los samanes para convertirse en coancoan y atraer la cacería al pueblo. El coancoan daba el poder espiritual al shaman para curar”. (El mejor lugar de la selva. Propuesta para la recuperación del territorio Cofán. Ed. Abya Yala).
El chamán constituye una figura central en la cosmovisión Cofán debido a su capacidad para comunicarse y conectar con los diversos planos espacio-temporales de su mitología al gozar de la doble condición de humano y cocoya. Además, tradicionalmente el chamán ha sido el líder religioso y político de los Cofanes, el médico o curandero y el encargado de la ceremonia del yajé o ayahuasca.
Tras acomodarnos para pasar la noche en su casa, el chamán Cofán nos invita a dar un paseo por un sendero etnobotánico que han instalado junto a la comunidad Siona y en el que nos muestra sus profundos conocimientos sobre las plantas medicinales de la selva. Cuando nos encontramos en plena selva nos sorprende un impresionante aguacero que, por alguna razón, consigue sintonizarme con esa selva y me convence para participar a la noche en la ceremonia del yajé que el chamán nos había propuesto y a la que en principio me mostraba reacio.

El chamán nos recibe en una sala prácticamente a oscuras vestido con su atuendo tradicional, en el que destacan los grandes collares o chaquiras de dientes de jaguar y la corona con plumas de colores. Como preámbulo a la ceremonia del yajé, el chamán nos cuenta su historia. Nos explica que el oficio de chamán es transmitido de padres a hijos y que para ser chamán el joven aspirante tiene que pasar una serie de pruebas muy duras, como ayunos y abstinencias, además del consumo durante varios meses de yajé y otras drogas como el va´u o floripondio, ya que consideran que solo pasando por el dolor y el sufrimiento el aprendiz se convertirá en un buen chamán, responsable del poder que posee para acceder al trato con los demonios y al conocimiento y ayuda que éstos le brindarán. Nos aclara que el yajé o ayahuasca es una bebida preparada por los hombres en base a un bejuco (Banisteriopsis caapi) y que se consume en ocasiones especiales, generalmente cuando se quiere consultar o tomar una decisión importante para el grupo; que el yajé es la fuente de conocimiento y les enseña sobre el bien y el mal; y que su uso ceremonial permite ver y entender que no existe ninguna división entre lo natural y lo sobrenatural, sino que existe un universo animado por fuerzas espirituales que lo hacen sujeto a cambios, transformaciones y fusiones, que son la esencia de la vida. En definitiva, con la ceremonia del yajé nos hace partícipes de su cosmovisión, quizás en búsqueda de comprensión a sus problemas y realidades. Y sin dudarlo más, tomo el amargo brebaje y, tras vomitarlo, me tumbo y me dejo llevar.

La experiencia con la ayahuasca se convierte en un breve y excitante viaje dentro de mi viaje al territorio Cofán, pero sobre todo me ayuda a comprender que se trata de una ceremonia a través de la que los Cofanes articulan su profunda conexión con su entorno, con su selva. Y me ayuda a entender aún mejor el profundo dolor que el impacto de la explotación petrolera provoca en el pueblo Cofán.
“Por estos motivos los cofanes para salvar al coancoan tenemos que cerrar el pozo Dureno 1. Nuestros shamanes nos cuentan que los coancoan también sufren como nosotros con la presencia de las compañías petroleras”. (El mejor lugar de la selva. Propuesta para la recuperación del territorio Cofán. Ed. Abya Yala)


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