Por las tierras del Norte
Tras la travesía por el lago y sus pinares y después de un merecido descanso en la aldea de Inari, cambiaremos bruscamente de paisaje, ya que nuestro siguiente destino será Nuorgam, la población más septentrional de la Unión Europea y a solo 150 kilómetros en línea recta de Cabo Norte.
Para llegar a Nuorgam tendremos que atravesar los municipios de Inari y Utsjoki por una carretera helada, recorriendo de sur a norte prácticamente la totalidad del territorio Sami en Finlandia. A pesar de los conflictos que ya conocemos sobre la gestión de los bosques comerciales de Inari, la política del gobierno finlandés para las grandes extensiones de bosques del norte de Laponia se puede considerar eminentemente conservacionista. Como podremos comprobar según avancemos por la carretera, más del 40 % de los bosques de la región están protegidos.

Al salir de Inari dejaremos al oeste las rutas que parten hacia el inmenso Parque Nacional de Lemmenjoki, en el que se puede contemplar el espectacular efecto de la nieve recubriendo las piceas con formas caprichosas. Según avancemos hacia el norte atravesaremos varias área silvestres, como la de Muotkatunturi y áreas de bosques protegidos, en las que los pinares irán dando paso gradualmente a abedulares y a los terrenos abiertos de la tundra. Cerca ya de Utsjoki, unos carteles nos informarán que estamos bordeando la Reserva Natural Estricta de Kevo.
A partir de Utsjoki, la carretera seguirá el curso del río Tana, que dibuja la frontera con Noruega y tiene la merecida fama de ser el mejor río salmonero de la zona. En Nuorgam reanudaremos nuestro recorrido en esquí por seis días a través del área silvestre de Kaldoaivin hasta Sevettijärvi, hogar de los Sami de Koltta.

Iniciaremos la ruta junto al lago Pulmankijarvii, entre abedulares y con zonas más abiertas, prácticamente de tundra. El lago Pullmankijarvii está a solo 15 metros de altitud y su punto más profundo a 18 metros bajo el nivel del mar, como queriendo recordarnos que en su día fue un fiordo del Ártico. Si tenemos suerte, tal vez nos crucemos con los alces, que suelen subir a primera hora a las colinas desde el lago.

Nada más empezar a esquiar ya comprobaremos que esta nueva travesía en poco se va a parecer a nuestro anterior recorrido por la superficie plana del lago Inari helado. Ahora el camino será un continuo sube y baja, en el que con frecuencia nos tendremos que quitar los esquís para superar algunos repechos andando. Ya acostumbrados a levantarnos una y otra vez del suelo, llegaremos a la cabaña de Tsuomasvaara.

Siguiendo nuestra rutina diaria, sacaremos nuestras pertenencias de los petates, encenderemos fuego en la chimenea, desharemos hielo, prepararemos la cena y acabaremos contándonos historias, casi siempre de viajes pasados, antes de irnos a dormir a las confortables literas de la cabaña. A la mañana nos iremos levantando poco a poco con las primeras luces del día. Los más madrugadores empezarán a reavivar el fuego, a deshacer nieve de nuevo y a preparar el desayuno para, una vez todos en marcha, cargar los petates en las pulkas y dejar la cabaña tan limpia como a nuestra llegada.
La segunda jornada partiremos desde Tsuomasvaara hacia la cabaña de Tsaarajarvi por un paisaje todavía dominado por espacios abiertos y abedulares. Nos llamará la atención el estado degradado, pareciera que moribundo, de gran parte de los abedules. La culpable es una polilla, Epirrita autumnata, que en los años 60 destruyó cientos de kilómetros cuadrados de bosques de abedul en la Laponia finlandesa, en lo que se considera la mayor catástrofe natural en la zona desde las glaciaciones. En Utsjoki las larvas defoliaron completamente los abedules en una superficie de unos 1.300 kilómetros cuadrados, lo que representa la mitad del área arbolada del municipio. Como consecuencia, la mayor parte de los abedules perdieron su capacidad de aclimatación y murieron, con lo que gran parte de esta superficie se ha transformado en tundra. Algo parecido a esqueletos de abedul podremos todavía ver a nuestro paso.


En condiciones normales los abedules son capaces de protegerse del ataque de las larvas de polilla, con mecanismos como la generación de fenoles y taninos que dificultan la digestión de las larvas. Sin embargo, la generación de estos mecanismos de defensa requiere a los abedules una enorme cantidad de energía, de la que no disponen en veranos calurosos. Por su parte, el mayor enemigo de las polillas son los inviernos duros y de gran duración, que provocan la muerte de los huevos. Entre 1965 y 1966 la población de Epirrita autumnata fue capaz de multiplicarse explosivamente gracias a unas condiciones climáticas favorables en todo el norte de la Laponia finlandesa, ocasionando enormes daños en los abedules. Estas variaciones explosivas en las poblaciones son típicas también de otras especies nórdicas, como el lemming y conllevan a su vez una recuperación de sus predadores en los años de prosperidad. Son los casos del colirrojo, predador de polillas, o del zorro ártico, predador de lemmings y en grave amenaza por la expansión del zorro rojo.

El tercer día de ruta llegaremos desde Tsaarajarvi hasta Huikimajoki, atravesando el mismo paisaje de colinas, lagos y abedules. En esta época puede que nos encontremos algún cazador local que recorre las montañas con su escopeta y sus esquís o raquetas a la búsqueda de perdices nivales.
Aquí la caza continúa siendo uno de los principales recursos naturales, ya que se estima que anualmente se cazan entre 40.000 y 50.000 lagópodos y perdices nivales y se conceden 140 licencias para cazar alces. El lagópodo ha sido para los Samis el pájaro de la vida y su trampeo con lazos ha proporcionado tradicionalmente un recurso vital para la supervivencia, que todavía hoy se mantiene aunque con una importancia secundaria.
El cuarto día, y pasada ya la mitad de la travesía, en el camino entre Huikimajoki y Lisakijarvi nos reencontraremos con unos viejos conocidos; los primeros pinos surgirán primero dispersos entre los abedules y cada vez irán formando grupos más numerosos, hasta acabar por dominar el paisaje. Tal vez nos sorprenda su pequeño tamaño, que no tendremos que confundir con juventud, ya que seguramente se trate de ejemplares de varios cientos de años. En estas latitudes los pinos silvestres no finalizan su crecimiento en altura hasta los doscientos años y siguen creciendo en diámetro más allá de los trescientos, a los quinientos continúan en pleno vigor y pueden llegar a vivir setecientos años. Incluso después de su muerte, un pino puede desafiar al tiempo transformándose en un «kelo», un árbol muerto en pie del que se obtiene la madera de mejor calidad.

Los pinares de Inari tienen una edad media de unos ciento cuarenta años y constituyen en buena parte bosques primarios, por lo que su aprovechamiento forestal, con destino en su mayor parte a las fábricas de pulpa de papel, está rodeado de importantes controversias.

Poco a poco, avanzando entre los bosques maduros de pinos nos iremos acercando a Sevettijärvi, el final de nuestra travesía. En esta zona será más fácil que nos crucemos con trineos arrastrados por perros, con pescadores en los lagos helados o con motos de nieve. Y es que los Samis han descubierto un novedoso recurso natural: ¡los turistas! Una parte importante de la economía local en Laponia está basada actualmente en el turismo, que en Inari representa ya el 41,5 % de los ingresos.
Sin embargo, al llegar a Sevettijärvi, hogar de los Samis de Koltta, comprobaremos que este nuevo desarrollo no alcanza a todo el territorio Sami por igual. Mientras poblaciones como Inari o Ivalo están siendo revitalizadas de la mano del turismo, en otras como Sevettijärvi nos resultará difícil hasta encontrar una taberna para tomar una cerveza, síntoma del despoblamiento que paulatinamente pero sin pausa viene sufriendo.
Antes de llegar a Sevettijärvi, pasaremos la última noche en la cabaña de Opukasjarvi. Será noche de luna llena, por lo que si tenemos la suerte de que anochezca raso podremos sentirnos “Samis” por última vez, bajo la influencia de la luna y de los veinte grados bajo cero que acostumbra a hacer en las noches despejadas. Sólo nos faltará escuchar a un chamán en trance en una sesión con un viejo tambor Sami, uno de aquellos tambores que fueron destruidos y quemados sistemáticamente con el “noble” objeto de cristianizar a los infieles, para empezar a entender aunque sea por un instante la secular unión de los Samis con su Naturaleza.
En la cosmovisión de los Samis la tierra era sagrada, ya que les aseguraba la comida y la vitalidad de sus renos. Pero no pensaban que esta tierra les perteneciera, ni siquiera que tuvieran derecho a explotarla. La idea de posesión de la tierra les resultaba absurda; muy al contrario, tenían la visión de pertenecer a la tierra, de ser parte de ella al igual que árboles o animales. De este modo, el sistema de creencias precristiano de los Sami estaba basado en el culto a la naturaleza y sus elementos. En sus rituales, los Samis agradecían a la tierra por haber tomado sus frutos y pedían suerte en la futura caza a sus espíritus y los espíritus de sus ancestros. Los sacrificios que ofrecían en los “Seitas” tenían como uno de sus propósitos que los espíritus de los animales cazados se reencarnaran como animales reales en sus territorios de caza.
Con la sedentarización, el cambio de modo de vida influyó en las formas en que los Samis se acercaban a la naturaleza y a la tierra. La posterior cristianización culminó un proceso que por medios más o menos “convincentes” llevó a que la mayoría de los Samis abandonaran su cosmovisión. El naturalista Linneo, que visitó Laponia en 1732, describió que cuando un chamán Sami se negaba a entregar su tambor sagrado o sus ídolos a los misioneros, éstos le abrían la arteria principal del brazo y le dejaban desangrarse hasta que prometía convertirse.
Hoy en día, la pérdida de identidad tiene lugar por mecanismos más sutiles. Entre los propios Samis, como ocurre entre la mayor parte de los pueblos indígenas del mundo, hay controversia a la hora de valorar este proceso de “asimilación”. Unos son partidarios de fortalecer su propia identidad étnica y participar como Samis en la sociedad nórdica; otros prefieren confundirse en la colectividad, olvidando su condición de Samis para evitar discriminaciones.

Observando la luna llena en Opukasjarvi, la piel erizada por la noche helada nos haría decantarnos sin dudarlo por la primera opción; tendríamos sin embargo que ponernos realmente en la piel de un Sami para tener derecho y criterio para opinar.
El bosque ya no está en silencio
Pero yo sigo en Petajasaari, bajo una luna todavía creciente y ni el redoble de los viejos tambores Sami de mis pensamientos altera este ya amigable silencio que me rodea. Pinos, nieve, líquenes, renos, madera, tambores Samis… ya empiezan a tomar orden en mi cabeza y empiezo a comprender sus interrelaciones y sus conflictos.
Los Samis también empezaron a comprender hace un tiempo que había otras formas para resolver las discrepancias entre pastores de renos y forestales. Mientras los forestales de Metsähallitus consideraban que se trataba de una disputa local, que debía tener soluciones locales, los Samis optaron por internacionalizar el conflicto y éste tomó un giro radical.
Las cooperativas de pastores de renos se aliaron con organizaciones conservacionistas internacionales, como Greenpeace. Juntas, en el año 2005 iniciaron una dura campaña por excluir las zonas de refugio invernal de los renos de las áreas de corta definidas por Metsähallitus. Greenpeace estableció cerca de Nellim una “Estación de Rescate Forestal” para apoyar las demandas de los pastores de salvar los bosques primarios de pinos y sus importantes pastos de invierno. Pronto, los taladores instalaron a su par un nuevo campamento, el “Centro de Información Antiterrorista”, como respuesta frente a los activistas de Greenpeace y en defensa de sus puestos de trabajo. Este conflicto originó a su vez conflictos internos en las propias comunidades Samis entre pastores de renos y trabajadores forestales y entre partidarios de abordar los conflictos a escala local y “lavar los trapos sucios en casa” y partidarios de internacionalizarlos e incluir nuevos actores externos como los grupos conservacionistas. Algunos grupos locales de apoyo a la explotación forestal llegaron a plantear incluso un boicot a la carne de reno.
Mientras tanto, el Consejo Sami y Greenpeace participaron en una campaña de boicots internacionales para que Stora Enso, la principal papelera finlandesa, no se abasteciera con madera procedente de las zonas en conflicto. Por su parte, varios pastores de Nellim, los hermanos Paadar, apelaron también a los tribunales finlandeses y a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU por el menoscabo de sus derechos tradicionales como pastores de renos.

En definitiva, un conflicto local en origen fue dado cabida a los compradores internacionales de papel, a organizaciones conservacionistas de ámbito global y hasta a Naciones Unidas. Esta estrategia de internacionalización parece que dio sus frutos ya que finalmente, en 2010, las cooperativas de renos consiguieron una moratoria, en la que Metsähallitus se comprometía a excluir de corta por un período de veinte años una superficie casi 100.000 hectáreas de bosques primarios de pinos en las áreas de pastoreo invernal de renos.
Un conflicto complejo, en el que me quedo con las palabras de Pekka Aikio, el que fuera presidente del Parlamento Sami de Finlandia:
“Vivir en los bosques es una parte importante de la cultura Sami. La vegetación de los viejos bosques es de crucial importancia para los pastores de renos y no debería ser explotada en ningún caso para alimentar fábricas de pasta de papel. En la cultura Sami hemos sido enseñados a respetar los bosques incluso desde nuestra infancia”.

Deshago el camino por mis huellas en la nieve hacia la cabaña en Petajasaari. Según me acerco empiezo a escuchar las risas y bromas de mis compañeros, que se resguardan dentro, al calor del fuego, todavía nerviosos por un viaje que acabamos de empezar y que nos va a internar en tierra de los Samis, un pueblo que ha decidido hacer oír su voz.
Y es que el bosque de los Samis ya no está en silencio.



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