Un relato forestal viajero por Camerún en 2015.
Camerún es el país de África en el que convive un mayor número de lenguas autóctonas, más de 250. Se considera que en el mundo únicamente Papúa Nueva Guinea le supera en riqueza etnolingüística.

Esa diversidad lingüística está originada por una gran variedad de pueblos y culturas que en su mayor parte conservan vivos su identidad y sus tradiciones. Camerún es el territorio ancestral de los pigmeos (Baka, Bagdeli,…) de las selvas del sureste o de los pueblos paleosudaneses (Dowayo, Dupá, Durú,…) de las montañas del norte. Es el hogar de grupos étnicos asentados más recientemente como los provenientes en las migraciones bantú (Batanga, Bulu, Bassá,…) o los ganaderos nómadas musulmanes (Peul, Mbororo,…). Es la casa también de pueblos semi-bantú (Bamileké, Tikar,…), originados por la unión de distintas etnias.
Al bosque, los Bassá le dicen “lipán”; los Buru, los Peul o los Mbororo “lade”; los Dowayo “tes”; los Baka “belé”; los Badjoue “di”; los Iyasa “njinga” o “ehitchi”; los Batanga “ehisi”; los Mvae “afán”; los Bagdeli “jihe”…
Estas 250 maneras de llamar al bosque son 250 sonidos que evocan otras tantas miradas al bosque, de pueblos ganaderos nómadas como los Mbororo, agricultores como los Dupá o los Dowayo o cazadores-recolectores como los Baka o los Bagdeli.
Iniciamos un viaje por Camerún, que pretende ser un viaje al corazón y a la mirada de algunos de estos grupos étnicos que mantienen viva su identidad en uno de los países con mayor biodiversidad del África Negra. ¡Iniciamos un viaje eco-etnográfico por Camerún!

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